miércoles, 8 de julio de 2015

Agustín Udías Vallina: Los jesuitas y la ciencia. Por Leandro Sequeiros

Udías Vallina, Agustín: Los jesuitas y la ciencia. Una tradición en la Iglesia. Mensajero, Bilbao, 2014. 372 páginas. Comentario realizado por Leandro Sequeiros.

¿Por qué ha habido tanto interés por parte de la Compañía de Jesús por estar presentes en las comunidades científicas? La historia de la presencia de los jesuitas en el mundo del conocimiento experimental y social es muy densa y se inicia con la fundación de los primeros colegios. Este libro se refiere a la presencia de los jesuitas en el ancho mundo de las ciencias de la naturaleza y de las matemáticas, un aspecto del conocimiento humano especialmente mimado por la orden de Ignacio de Loyola.

Agustín Udías, jesuita y científico, ha recopilado una larga lista de 361 nombres de jesuitas científicos desde 1540 hasta el año 2000. De ellos, cincuenta son matemáticos, cuarenta y cuatro físicos, ciento nueve astrónomos, setenta geofísicos, geólogos y meteorólogos, cuatro químicos, veintiuno biólogos, treinta y nueve naturalistas, geógrafos y cartógrafos y veinticuatro exploradores.

La solidez y solvencia de los contenidos vienen respaldados por el curriculum de su autor: Agustín Udías Vallina. Jesuita, catedrático emérito de geofísica en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Academia Europea. Udías es autor, entre otros textos, de Principles of Seismology (Cambridge, 1999) y Searching the Heavens and the Earth. The history of Jesuit Observatories (Dordrecht, 2003). En la editorial Sal Terrae ha publicado Ciencia y Religión: dos visiones del mundo (Santander, 2010). Este libro, dirigido a todos aquellos que "sienten curiosidad por conocer la labor científica de los jesuitas a lo largo de su historia" (pág. 11), está estructurado en diez capítulos, un epílogo de recapitulación, dos apéndices, una extensa bibliografía y un completo índice onomástico.


Unos años después de su aprobación en 1540, la Compañía de Jesús comenzó a preocuparse por el problema de la educación, y en especial de la universitaria, para la formación de los jóvenes que accedían al noviciado. En 1544 tenían los jesuitas siete colegios o residencias para sus estudiantes cerca de las universidades de París, Lovaina, Colonia, Padua, Alcalá de Henares, Valencia y Coimbra. Poco más tarde empezarían los jesuitas a montar sus propias instituciones, encargándose ellos mismos de la docencia, en las que estudiaban tanto jóvenes jesuitas como no jesuitas.

Para Ignacio de Loyola la creación de lo que entonces se denominaban "colegios" constituyó una orientación nueva de la orden recién fundada. A la muerte de Ignacio en 1556, la Compañía tenía 35 colegios en diversos países de Europa y uno en la India. "De esta forma, diez años después de su fundación, la Compañía tomaba la labor de los colegios como el elemento clave de su labor apostólica. La rápida extensión de los colegios se explica por la necesidad y demanda social de la educación de la juventud, a la que la nueva orden respondió con un nuevo estilo y estructura pedagógica" (pág. 16).

En los 600 colegios que tuvieron los jesuitas en Europa durante los siglos XVI al XVIII, se instalaron treinta y dos observatorios que fueron los primeros en algunos países. Suprimida la Compañía de Jesús en 1773 y restaurada en 1814, los jesuitas se reintegraron al trabajo científico. En la actualidad, en las 33 universidades y más de 400 colegios jesuitas en todo el mundo los miembros de la Compañía de Jesús siguen hoy activos en la ciencia y en la investigación científica, como algo que no les es ajeno, y donde pueden establecer relación con los ambientes a veces alejados de la Iglesia.

Al finalizar este recorrido histórico a lo largo de 500 años, queda flotando la pregunta: ¿cómo explicar esta tradición científica única en la Iglesia católica por sus características? En el epílogo que recapitula todo lo dicho se apunta una respuesta. La raíz de todo ello se podría encontrar en la espiritualidad ignaciana que trata de encontrar a Dios en todas las cosas. Como formula Udías en este libro: "La ciencia como conocimiento y como instrumento en bien de la humanidad y de la propagación de la fe cristiana ha sido a lo largo de esta larga tradición un camino por el que los jesuitas se han atrevido a caminar".



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