miércoles, 25 de marzo de 2015

Michela Murgia: La acabadora. Por Javier Sánchez Villegas

Murgia, Michela: La acabadora. Salamandra, Barcelona, 2013 (edición original de 2009). Colección "Letras de bolsillo" 166. 188 páginas. Traducción de Teresa Clavel Lledó. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Hacía algún tiempo que no escribía. Han pasado varias semanas, desde que murió mi madre a principios de febrero, que no me sentía con fuerzas. He estado presente todo el tiempo, publicando comentarios magníficos de otras personas (a las que agradezco su trabajo), pero sintiendo un miedo tremendo a enfrentarme al teclado y a una página en blanco. Sin embargo, poco a poco voy sintiendo que algo me empuja a volver a escribir. Sin dolor, sin melancolía. Pero con esfuerzo. Durante todo este tiempo he tenido la oportunidad de leer mucho. Hora es ya de que empiece a compartirlo con vosotros.

La acabadora es una novela redonda, directa, sin ambages. Es cautivadora. Te sumerge en un mundo para mí desconocido de la Italia (en concreto, Cerdeña) de los cincuenta, en el que muchas cosas son naturales allí, como es el caso de la figura de la fill'e anima, la "hija del alma", concepto que se acerca mucho al de acogimiento, pero en el que está presente la familia de origen de la niña acogida. Sin embargo, este no es el tema central de la novela, aunque a primera vista pudiera parecerlo. 

Siguiendo una costumbre sarda cuyos orígenes se pierden en el tiempo, una anciana y una niña se unen a través del sagrado vínculo de la "adopción del alma". Nos encontramos en Soreni, un pequeño pueblo de Cerdeña, en los años cincuenta. Bonaria Urrai, la modista del lugar, mujer de antigua belleza y perenne soledad, ha adoptado a Maria, cuarta hija de una familia humilde que la descuida. Como consecuencia de esta adopción, la vida de la niña se transforma por completo. Sin embargo, y superado el primer tiempo de los idealismos, la niña empieza a percibir un aura de misterio que envuelve a su nueva madre. Largos silencios, extrañas salidas nocturnas, y la sombra de temor que enciende los ojos de quienes se cruzan en su camino. ¿Qué está pasando? Maria, ciertamente, está creciendo feliz y amada junto a Bonaria, pero ignora algo que todo el mundo en el pueblo conoce: que su nueva madre, su madre del alma, además de coser vestidos es la mujer que reconforta a quienes se acercan al final del camino, al final de la vida.

Este es realmente el tema de fondo: la eutanasia. Concebida como algo natural (de hecho, lo es), la muerte puede y debe ser acompañada igual que un nacimiento. No se trata de acelerar procesos, sino de paliar dolores y de preparar al que está al final del camino para el gran viaje final. No hay remordimiento, no hay dolor. Todo fluye con naturalidad hasta lo último.

Michela Murgia nos sumerge en un tema profundo, real, implacable. Visto desde los ojos de una niña que no entiende el mundo de los adultos. Todo ello en un contexto que, a primera vista, te hace pensar que te encuentras ante una novela costumbrista sin más, pero que va ganando altura conforme avanzas en la lectura. Al final, se te hace corta. Incluso se puede llegar a considerar que hubieran hecho falta más páginas para desarrollar el gran tema que quiere abordar la autora. Se agradece que ésta haya incluido un glosario de términos italianos y sardos, que ciertamente ayuda para entender en profundidad los conceptos que aquí se barajan.

Michela Murgia (Cabras, Cerdeña, 1972), con esta su primera novela, obtuvo un gran éxito de crítica y público. Durante semanas encabezó las listas de los libros más vendidos en Italia. Ha obtenido numerosos galardones, como el premio Dessi, el Super Mondello, el premio Viadana, el premio Alassio, el Città di Cuneo y el Campiello, el más prestigioso premio literario de Italia.

Para concluir, novela más que recomendable, escrita con verdadera maestría. No podrás parar de leer. Puede servir de base para un buen debate sobre la eutanasia. De lo mejor que he leído últimamente. Hasta la próxima.



No hay comentarios:

Publicar un comentario