lunes, 26 de enero de 2015

Pino Pellegrino: La tienda del alma. Por Javier Sánchez Villegas

Pino Pellegrino: La tienda del alma. Cuentos con sprintPaulinas, Madrid, 2014. Colección "Dinamismo y vida" 21. 202 páginas. Traducción de Adoración Pérez Sánchez. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Hoy quiero presentaros un libro diferente, lleno de historias con un mensaje claro que nos puede ayudar en el camino de la vida. Esta obra, escrita por Pino Pellegrino (Centallo - Cuneo, 1929), está plagada de cuentos. Y todos ellos responden a lo mismo: a la necesidad que tenemos los humanos de hacer revivir al niño de luz que llevamos dentro a partir de pequeños fogonazos que, a modo de balizas, nos puedan orientar. Desde pequeños, los cuentos (con sus moralejas) han estado presentes en nuestras vidas. Nos han configurado, han posibilitado que volara nuestra imaginación, que nuestros sueños tomaran forma... Un niño sin cuentos es un monstruo en potencia. Por este motivo, los cuentos se encuentran hoy entre los productos más necesarios (sobre todo también para los adultos). Son el camino más corto entre la comprensión de la verdad y el ser humano. Son como alfileres que fijan las ideas: los sientes por la mañana y permanecen contigo todo el día. Son como una caracola, que pones al oído y te cuenta el océano. Cada cuento es un fuego encendido, y todos podemos acercarnos a ellos para tener luz y calor. Como diría Roberto Benigni, "es mejor estar sin comer que vivir sin cuentos, porque sin comer se muere, pero sin historias se vive como muertos".

En fin, para que vayas abriendo boca, te presento un cuento. De los trescientos que componen este libro, el que vas a leer a continuación ha salido al azar, y me ha encantado. No te cierres a los cuentos. No te cierres a la vida. Hasta la próxima.

El águila y el sastre

Una vez un sastre caminaba por las calles del pueblo, cuando, de pronto, vio un águila que con una presa en el pico entraba en el minarete de la mezquita.
Al poco tiempo la vio entrar de nuevo en el minarete, siempre con una presa en el pico.
Con gran curiosidad, el sastre entró en la mezquita y subió al minarete. En un rincón oscuro vio una lechuza. El animal se alimentaba de las presas que llevaba el águila. Miró bien y se dio cuenta de que la lechuza era ciega.
Entonces bendijo a Dios y pensó: "Qué bueno es nuestro Dios: ¡manda un águila a nutrir a la pobre lechuza ciega! ¿Pero por qué, entonces, tengo yo que seguir fatigándome tanto, si Dios cuida de sus criaturas, incluso de las lechuzas?".
A la mañana siguiente se sentó delante de la mezquita y comenzó a pedir limosna.
Un vecino de su casa lo vio y le preguntó: "¿Qué haces? ¿Estás enfermo? ¿Por qué no trabajas ya?".
El sastre le contó lo del águila y la lechuza.
El vecino le escuchó y después le dijo: "Amigo mío, la historia es muy hermosa, pero tú no has entendido en absoluto su mensaje: ¡no debes imitar a la lechuza sino al águila!".

Pino Pellegrino: La tienda del alma. Cuentos con sprint. Págs. 157-158.



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