jueves, 13 de febrero de 2014

Rosa Montero: La ridícula idea de no volver a verte. Por Jesús Ángel Rodríguez

Montero, Rosa: La ridícula idea de no volver a verte. Seix Barral, Barcelona, 2013. Colección Biblioteca Breve. 240 páginas. Comentario realizado por Jesús Ángel Rodríguez.

Este es el primer libro que leo de esta autora. Y reconozco que lo he hecho atraído por el título, que me ha cautivado. Normalmente, lo siguiente que solemos hacer en la librería es preguntar de qué va el libro, y me dijeron que iba sobre Marie Curie (si estudiaste bachillerato, sabes que esta insigne científica descubrió dos elementos químicos: el Polonio y el Radio). Bien, pues resulta que Marie Curie escribió un diario durante un año tras la muerte accidental de su marido, y lo hizo para superar la profunda tristeza que le ocasionó.

El arranque del libro no es muy bueno, pero luego se recupera y te mantiene en vilo hasta el final, en el que dices: ¿ya, tan pronto? Se hace corto y eso no es nada fácil.

Este libro no sé muy bien como calificarlo. No es novela, porque parece una biografía; pero no es biografía, porque contiene muchos pasajes autobiográficos. Y, aunque aporta muchas reflexiones de la propia autora, tampoco podemos calificarlo como ensayo. Al final nos regala las páginas del diario de Marie Curie. Por otra parte, es un libro extraño, porque incluye fotos de Marie Curie y también fotos de la propia autora y de su marido. Por tanto, no te dejes engañar si en la librería lo encuentras en el apartado de narrativa.

Leyendo el libro nos enteramos de que el marido de Marie Curie, el buen Pierre, tuvo un desgraciado accidente un día volviendo de una comida con unos amigos científicos. Se resbaló en la acera y se cayó a la calzada donde fue atropellado por un carro de varias toneladas. Esta buena mujer se encuentra de repente con que se despidió de su marido por la mañana y lo primero que sabe de él por la tarde es que ha muerto. Para poder sobrellevar su pena y para poder recordarlo, empieza a escribir un diario en el que le cuenta cosas al difunto tanto de lo que pasó antes del fatal accidente como de lo que va sucediendo después de su muerte. Y es esta necesidad que tenemos todos de que un día no nos acordamos de la cara que tenía un amigo o un familiar nuestro que falleció la que nos lleva a ir a buscar unas fotos para hacer memoria. Pues es esa la memoria que quiere hacer Marie Curie, recordar todos los pequeños detalles de su querido marido. Nos enteramos de cosas como que a Pierre Curie le gustaban las natillas que le preparaba Marie.

Pero no todo en el libro es el diario, también conoceremos a la científica. Nos la presentará desde su niñez en Polonia hasta su fallecimiento producido por las radiaciones que sufrió en sus experimentos. Nos enteramos que tuvo un novio en Polonia pero que los padres de él desaprobaron la unión. De la última parte de su vida se vale de lo que su hija Eve fue contando en otro libro de memorias. Eve fue la única de la familia que no fue científica y no recibió un premio Nobel. Porque sus padres recibieron el de Física en 1903, su madre repitió en 1911, esta vez con el de Química, y su hermana Irene también obtuvo el premio Nobel de química en 1935.

Rosa Montero
A la vez que a Marie Curie, vamos conociendo los sentimientos de la autora que también perdió a su marido prematuramente, en este caso por enfermedad. También conocemos a otras grandes mujeres que han dejado su huella en el mundo. Un mundo que, gracias a ellas, ahora es mejor y mucho más habitable.

Rosa Montero (1951) es una novelista que se ha forjado en el periodismo. El libro cuenta con una prosa muy cuidada y de fácil lectura. Es un gusto leer estas páginas tan bien escritas. Es de esos libros que te dejan poso según los vas leyendo. Este libro es un ejercicio de dejar que sus sentimientos afloren sobre el amor, la convivencia, el matrimonio, etc.

Si todavía te quedan dudas de si leer o no esta novela, sólo te digo una frase que viene en el libro: «la felicidad es minimalista». Sólo por leer el desarrollo de esta idea, ya merece la pena dedicar unos ratos a la lectura de este libro.


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