domingo, 1 de noviembre de 2015

Edward W. Said: Cubriendo el islam. Por Jesús Sanjosé del Campo

SAID, Edward W.: Cubriendo el islam. Cómo los medios de comunicación y los expertos determinan nuestra visión del resto del mundo. Madrid, Debate, 2005. 298 páginas. Traducción de Bernardino León Gross. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.


De las casi trescientas páginas que componen el conjunto, casi cien, una tercera parte, están dedicadas a introducciones y prólogos. Dos son las introducciones firmadas por el propio autor: la primera escrita en 1981 con ocasión de la primera edición del libro, la segunda de 1996, quince años después, con ocasión de la reedición. Los prólogos, también dos, están firmados el primero por el hijo del autor, muerto ya, y el segundo por el traductor que actualmente ocupa el cargo de Secretario de Estado para Asuntos Exteriores e Iberoamérica, de ahí que no sea difícil encontrarnos con expresiones periodísticas actuales tales como la de «alianza de civilizaciones» tan del gusto del Presidente Zapatero.

Y es que de lo que se habla en el libro es precisamente de la necesidad de eliminar los prejuicios que tiene Occidente contra el Islam, prejuicios nacidos del desconocimiento del otro y alimentados a lo largo de mucho tiempo por determinado tipo de medios de comunicación, que hacen de la ignorancia y del desdén del otro, considerado como enemigo, objeto tendencioso de información que alimenta día a día los oídos de los usuarios de estos medios.

El autor del libro, Edward W. Said, nació en Jerusalén en 1935 y, tras pasar una parte de su vida en el Líbano y en El Cairo, se trasladó a EE.UU. en donde trabajó como profesor de literatura comparada en las universidades de Columbia y Nueva York. Reconocido humanista y crítico literario, es autor de una amplia producción literaria, dedicada en su mayor parte al Oriente, entre la que se encuentra una trilogía sobre el Islam, de la que el presente libro es la tercera parte.

En la obra de Said queda reflejada a la vez la necesidad que tiene Occidente de intentar un acercamiento científico a la realidad del Islam y lo poco que se ha avanzado al respecto. Citando al filósofo Bacon, introductor del método científico de investigación en los inicios de la ciencia moderna, Said insiste a la hora de estudiar el Islam en hacerlo desde un enfoque científico que tenga en cuenta tanto la necesidad de eliminar los prejuicios como la de hacer tablas de presencia, ausencia y gradación. 

Lo mismo que el filósofo, Said mantiene que para acercarse a la realidad del Islam es imprescindible eliminar una serie de prejuicios que en este caso tendrían que ver con tesis que no sólo no tienen nada que ver con la realidad, «choque de civilizaciones», sino que se convierten en ídolos que nos llevan a enfocar lo que vemos desde una perspectiva que distorsiona lacontemplación del objeto. Si Bacon establecía una jerarquía de los prejuicios más propios del momento (tribus, specus, fori, theatri), Said actualiza estos prejuicios y denuncia sobre todo dos: la mayoría de los llamados expertos en el Islam desconocen aspectos elementales de esta cultura comenzando por las lenguas, vehículos básicos de ella. Añade más al respecto: lo que nos permitimos en Occidente para atribuir el título de experto a alguien, conocimiento de la lengua francesa para hablar de Francia, inglesa para hablar de Inglaterra, etc., no lo tenemos en cuenta en Oriente para atribuir el mismo título y así elevamos a la categoría de expertos a simples reporteros que han hecho unas entrevistas a algunos personajes a través de intérpretes poco cualificados, por ejemplo. 

En cuanto a la segunda parte, la de las tablas de presencia, ausencia y gradación del fenómeno, condiciones para construir la ciencia, según Bacon, denuncia Said que se incumplen sistemáticamente a la hora de construir la ciencia social sobre el Islam, de tal manera que se elevan a categoría científica y a rasgo común de todos lo que son características específicas de determinados grupos...

El análisis de la historia iraní hasta 1981 fecha de la primera edición del libro es el lugar de referencia que le permite ponernos en guardia sobre todos estos problemas. 

Lástima que las ideas que maneja Said ya desde antiguo hayan calado tan poco en una buena parte de la opinión pública a la hora de interpretar el Islam, máxime tras los atentados realizados por algunos grupos islámicos, y se sigan manteniendo los estereotipos de enfrentamiento no dejando el espacio mínimo para que se pueda elaborar la alianza de civilizaciones como paradigma alternativo. Tal vez por eso esté más justificada esta tardía traducción.


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